domingo, 15 de abril de 2012

Baltasar Porreño de Mora, historiador conquense del siglo XVII


Biografía escrita para la Wikipedia por el autor sobre Baltasar, o Balthasar Porreño de Mora:


Baltasar Porreño de Mora (Cuenca, 1569 - 1639), sacerdote, humanista e historiador español, sobrino del arquitecto Francisco de Mora.


Biografía


Estudió en la Universidad Complutense, donde se licenció en Teología el 15 de diciembre de 1587. Entre sus maestros estuvo el jesuita toledano Jerónimo Román de la Higuera, quien lo aficionó a los estudios históricos, pero también lo persuadió a confiar en los falsos cronicones. Tras ser ordenado sacerdote lo agregaron a la curia arciprestal de Córcoles y Sacedón, ejerciendo también como párroco de la aldeílla de Paredes, carca de Tarancón. Suplió al obispo de Cuenca Pedro Portocarrero, ausente largo tiempo de su sede por haber sido nombrado Inquisidor General, habiendo sido nombrado con apenas treinta años vicario general de la diócesis, y fue también su secretario y limosnero. A principios del XVII vivió en Huete como párroco-abad de la iglesia de San Esteban, en cuyo cometido recibió el 29 de febrero de 1604 al rey Felipe III, a quien luego biografiaría, ejerciendo también como exorcista. Volvió más tarde a Córcoles y Sacedón hasta los años veinte y ocupó también el cargo de visitador general del obispado.


Sus contemporáneos, entre otros Lope de Vega en el Laurel de Apolo, alaban su gran cultura; también es cierto que Porreño se añadió a la defensa de Lope en la famosa Spongia colectiva contra Pedro Torres Rámila; según el fénix, habría cultivado la poesía en latín y en castellano y destacó como orador. Poseía una rica biblioteca y escribió e imprimió numerosísimas obras de historia, de las que incluso quedaron muchas manuscritas e inéditas y otras se han perdido o andan descatalogadas. Su valor meramente documental es alto pese a que recurrió a veces a fuentes poco fiables y dio crédito a varias leyendas piadosas muy discutibles. En cuanto a su pensamiento, cabe decir que defendió los estatutos de limpieza de sangre y el patronato del apóstol Santiago.1




Obras


Fue un escritor fértil, del que han quedado unos veintisiete títulos. Destacan, en el terreno de la historia de la iglesia española, sus


Historia de los arzobispos de Toledo, escrita en los años de Huete; Elogios de los cardenales de España, Vida del cardenal don Pedro González de Mendoza y Elogio de los Infantes que han sido cardenales de Toledo. 


También glosó la biografía de reyes y notables del pasado castellano: Dichos y hechos del rey don Felipe II (Sevilla, 1639; hay edición moderna de 1942), Dichos y hechos del señor don Felipe III (Madrid, 1723) e Historia del serenísimo señor don Juan de Austria (vol. 39 de los Bibliófilos Españoles).


De contenido diverso son: Tratado de la venida de Santiago a España, Nobiliario, Defensa del estatuto de limpieza de sangre que estableció en la Iglesia de Toledo el arzobispo Silíceo o Museo de los reyes sabios que han tenido las naciones del orbe.


De tema conquense son las desaparecidas Historia de Cuenca (compuesta en el quicio entre los siglos XVI y XVII), Historia de San Julián, obispo de Cuenca e Historia de los santuarios de Cuenca.


Sí se conservan otras obras como Historia del santo rey don Alfonso el Bueno y Noble, Vida y hechos hazañosos del gran cardenal don Gil de Albornoz, arzobispo de Toledo (Cuenca, 1623), Declaración del mapa del obispado de Cuenca, Memoria de las cosas notables que tiene la ciudad de Cuenca y su obispado etc.


Notas


Cf. Juan Francisco Rivera Recio, "Baltasar Porreño (1569-1639), historiador de los arzobispos de Toledo" discurso de ingreso en la Real Academia de Toledo, 1943, pp. 107 y ss.


http://biblioteca2.uclm.es/biblioteca/ceclm/ARTREVISTAS/Brat/N60/n60_baltasar.pdf consultado 15 de abril de 2012


Bibliografía


Juan Francisco Rivera Recio, "Baltasar Porreño (1569-1639), historiador de los arzobispos de Toledo" discurso de ingreso en la Real Academia de Toledo, 1943, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, núm. 60, pp. 107-144.


Hilario Priego Sanchez-Morate y José Antonio Silva Herranz, Diccionario de Personajes Conquenses, Cuenca, Diputación de Cuenca, 2002.

martes, 10 de abril de 2012

Bibliografía especializada



José Luis Calero López de Ayala, Repertorio bibliográfico conquense, Cuenca: Diputación Provincial, 2003, 2 vols. 

Juan Catalina García, Biblioteca de escritores de la provincia de Guadalajara y bibliografía de la misma hasta el siglo XIX... Madrid: Sucesores de Rivadeneyra, 1899.


Catálogo 85. Libros raros de Castilla-La Mancha. Benajarafe: Libros La Peña S. L., s. a. 

Manuel Criado de Val, Teoría de Castilla La Nueva, la dualidad castellana en la lengua, la literatura y la historia: 2a edición. Madrid: Gredos, 1969.


Manuel Criado de Val, Campo literario de Castilla la NuevaMadrid, 1962.


Enciclopedia de Castilla-La Mancha, Ramón Tamames y Raúl Heras (dirs.) Madrid: Edicsa 92 S.L., 1999, 10 vols.

Manuel Espadas Burgos Roma en la obra de Severo Catalina. Universidad de Castilla-La Mancha, 1998.

Francisco Gómez-Porro, La tierra iluminada. Un diccionario literario de Castilla-La Mancha. Toledo: JCCM, 2003, 2 vols.

íd. La conquista de Madrid. Paletos, provincianos e inmigrantes. Sílex ediciones, 2000. 

Ramón Gonzálvez Ruiz, Hombres y libros de Toledo (1086-1300), Madrid, 1997.

íd. Catálogo de los manuscritos jurídicos medievales de la Catedral de Toledo ...  1970 

íd. La Biblioteca capitular de Toledo en el s. XIV,  1973.

Fermín de los Reyes Gómez, "La imprenta en Toledo: estado de la cuestión", en Revista General de Información y Documentación, vol X, núm. 2 (2000), pp. 25-32.


Inocente Hervás y Buendía, Diccionario histórico geográfico, biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad Real. Ciudad Real, (1.ª ed. Ciudad Real, 1890; 2.ª, ib. 1899; tercera y última revisada ib. 1914).


Fernando Jiménez de Gregorio, Diccionario de los pueblos de la provincia de Toledo hasta finalizar el siglo XVIII: población, sociedad, economía e historia.    Toledo: Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, t. I 1962, t. II 1966. 

íd. Presencia de lo toledano. Toledo: Católica Toledana, 1964.


íd. La formación de la provincia de Madrid.        Madrid: Ayuntamiento e I. E. M., 1980.



J. Martín Abad, La imprenta en Alcalá de Henares (1502-1600). Madrid, Arco Libros, 1991.


Cristóbal Pérez Pastor, La Imprenta de Toledo, Madrid, Manuel Tello, 1887.

Hilario Priego Sánchez-Morate y José Antonio Silva Herranz, La poesía en las revistas de Castilla-La Mancha, 1939-1975. Cuenca: Diputación, 1998.

Hilario Priego Sánchez-Morate y José Antonio Silva Herranz, Diccionario de personajes conquenses (nacidos antes del año 1900). Cuenca:  Dip. de Cuenca, 2002.

Hilario Priego Sánchez-Morate, Grupos y revistas literarias de Castilla-La Mancha (1975-2010), Almud Ediciones, 2011.


José Pío Tejera y Ramón de Moncada, Biblioteca del murciano o Ensayo de un diccionario biográfico y bibliográfico de la literatura en Murcia, formado, dispuesto y compilado por don José Pío Tejera y R. de Moncada Madrid: Editorial García Enciso, 1941-1957, 3 vols. (1922)


Manuel Tolsada Gómez, Memoria de la Biblioteca del Instituto de Ciudad-Real leída... en el acto de abrirse la misma al servicio público el día 1º de octubre de 1900. Ciudad Real: Imprenta de Ramón Clemente Rubisco, [1900].

Fermín Caballero y Morgay, La imprenta en Cuenca. Datos para la historia del arte tipográfico en España... Cuenca: Imprenta del Eco, a cargo de L. Carretero, 1869.

José Rivero Serrano, Memoria de cosas. Signos y señas de identidad en Castilla-La Mancha. Añil, 1999.

Carlos Alvar, Traducciones y traductores. Materiales para una historia de la traducción en Castilla durante la Edad Media. Alcalá de Henares: Centro de Estudios Cervantinos, 2010.

Antonio Sánchez Sánchez, Historia de la imprenta en Albacete y provincia. Albacete: Instituto de Estudios Albacetenses "Don Juan Manuel", 2009.


Ángel Santos Vaquero, Historia, mitos y leyendas de Toledo, Latorre Literaria S.A., 2008

Francisco Rivas Moreno, El regionalismo manchego, Universidad de Castilla-La Mancha, 2007

Alfredo Rodríguez González, Ángel Fernández Collado e Isidoro Castañeda Tordera, Catálogo del Archivo de la Capilla de San Pedro en la Catedral de Toledo, Diputación Provincial de Toledo, 2007.

Ángel Romera Valero, Ilustración y literatura en Ciudad Real. Ciudad Real: Diputación de Ciudad Real

Jornadas sobre patrimonio bibliográfico en Castilla-La Mancha, actas: 12,13 y 14 de Noviembre de 2003, Toledo: Jnta de Castilla-La Mancha, 2004.

Pedro José Cuevas, Las sombras de los personajes conquenses Cuenca: Editorial Alfonsípolis, 2004

VV. AA., Guía de patrimonio cultural de Castilla-La Mancha, coord. por Santiago Palomero Plaza y Alfonso Vázquez González, Toledo: Gobierno de Castilla-La Mancha, 2011, 3 vols.

(ultima actualización, 2 de septiembre de 2013)

domingo, 1 de abril de 2012

Eugenio de Narbona y Zúñiga


Amplío aquí mi pequeña biobibliografía sobre el historiador, jurista y teórico político Eugenio (de) Narbona y Zúñiga, escrita para la Wikipedia.

Nació en Toledo, como él mismo declara; era hermano de un ilustre jurista también, el doctor Alonso Narbona; como señala Abraham Madroñal, a quien principalmente sigo, "entre los miembros de su familia no escasean los mercaderes", así que con toda probabilidad el origen de la familia podría ser judeoconverso. Eugenio era hombre cultísimo y fue cura de San Cristóbal; tengo noticias de que no murió antes de 1626,  fecha «ad quem» en que se le cita en diversos documentos. Su hermano Alonso tuvo otros dos hijos, Juan y Alonso, sobre los que se conservan algunos vejámenes; el primero de ellos, nacido en 1591, llegó a ser catedrático de Derecho canónico y debía de ser doctor ya en 1615, cuando publicó De apellatione a vicario ad episcopum bipartitas tractatus (Toledo, Petri Roderici, 1615), donde se incluye una carta de su hermano Alfonso. Este último también es autor de unos Commentaria in tertiam partem nouae recopilationis legum Hispaniae (Toledo, Didacum Rodríguez, 1624). Nicolás Antonio confunde las aportaciones de los dos Alfonso de Narbona, padre e hijo, da cuenta de la existencia de otro miembro de la familia, Diego, hijo también de Alfonso y, como él, abogado, muerto en 1650. Fue autor de dos obras de Derecho, De aetate ad omnes humanus actus requisita (Madrid, 1642) y Horographiam juris (1652), esta última publicada póstuma por su hermano Juan.

Como su hermano Alonso, Eugenio alcanzó el título de Doctor y fue además Protonotario apostólico. Enseñó en el Colegio de San Bernardino de su Universidad, fundado en 1565, y tuvo amistad con dos grandes escritores de la época, como fueron Lope de Vega y Luis de Góngora. Ambos le dedicaron un soneto (Góngora el que comienza «Mis albarcoques sean de
Toledo», Obras, ed. cit., II, p. 320; Lope el que dedica a su muerte, que se inicia «Nació en tu misma patria», BAE XXXVIII, p. 284). Sobre su vida y obra se puede consultar el trabajo de Jean Vilar, «Intellectuels et noblesse: le doctor Eugenio de Narbona», en Études Ibériques, (1968), pp. 7-28. Escribió una biografía del famoso arzobispo de Toledo Pedro Tenorio (Talavera de la Reina, 1328 - Toledo, 1399), una ''Doctrina política civil escrita por aforismos'' que fue reimpresa y comentada por Francisco Tomás y Valiente, y una Historia de la Recuperación del Brasil hecha por las armas de España y Portugal el año de 1623 que permaneció inédita tres siglos y estaba dedicada al Conde-duque de Olivares, con quien sin duda estaba emparentado a través de su apellido Zúñiga.

Obras


*''Doctrina política civil scripta por aforismos y reglas sacadas de las doctrinas de los sabios exemplos de la experiencia...'', Toledo: Pedro Rodríguez, 1604 y Madrid: viuda de Cosme Delgado, 1621; fue reimpresa en 1779.
*''Historia de la Recuperacion del Brasil hecha por las armas de España y Portugal el año de 1623''
*''Historia de D. Pedro Tenorio Arcobispo de Toledo. Dos libros'', Toledo, Iuan Ruyz de Pereda, 1624.
*''Relación de las fiestas que hizo la Imperial ciudad de Toledo en la traslación de la sacro Santa Imagen de nuestra Señora del Sagrario'', Toledo, Bemardino de Guzmán, 1616.

viernes, 30 de marzo de 2012

María Antonia García de León


Como suele ocurrirme, puedo averiguarlo casi todo sobre una autora manchega... salvo su fecha de nacimiento. He escrito para la Wikipedia una escueta biobibliografía sobre María Antonia García de León Álvarez (Torralba de Calatrava, provincia de Ciudad Real), socióloga, crítica cinematográfica y escritora española, que copio a continuación:

Licenciada en Derecho (1970) y doctora en Sociología (1981), estudió también dirección de cine en el TAI (1985-1987). Es profesora titular de Sociología de la Educación en la Universidad Complutense de Madrid, por la cual es actualmente emérita. Ha investigado en prestigiosas universidades extranjeras: Universidad de California en Berkeley, Universidad de California en Santa Bárbara, Wellesley College, Roehampton University, Unicam-Brasil etcétera. Se ha ocupado principalmente del Feminismo en el campo de las élites femeninas o género y poder, con los ensayos Élites discriminadas (Sobre el poder de las mujeres) (Anthropos, 1994), Herederas y heridas (Cátedra, 2002), Rebeldes ilustradas (La Otra Transición) (Anthropos, 2008) y Cabeza moderna, corazón patriarcal (Anthropos, 2012), entre otros. También ha escrito sobre sociología de la educación y cine y cultura visual (con un famoso libro en colaboración sobre el director Pedro Almodóvar) y ha intentado la lírica con el libro Poemas al ritmo de las estaciones, de los días y del amor (Cuadernos del Laberinto, 2011), donde prueba la forma del haikú. Es Premio Europeo René Descartes por la obra colectiva Gendering Elites, New York: MacMillan Press, 2002.


Ensayo

La otra universidad: sociología de la enseñanza universitaria a distancia, Pentalfa Ediciones, 1983.
Élites discriminadas (Sobre el poder de las mujeres) (Anthropos, 1994)
Herederas y heridas (Cátedra, 2002)
Rebeldes ilustradas (La Otra Transición) (Anthropos, 2008)
Antropólogas, politólogas y sociólogas. Sobre género, biografía y Ciencias Sociales. Madrid-México: Ed. Plaza y Valdés, 2009.
Cabeza moderna, corazón patriarcal (Anthropos, 2011)
Historia de una devoción: la villa de Torralba de Calatrava, su devoción y fiesta al Santísimo Cristo de Consolación o del Consuelo, Congregación del Santísimo Cristo del Consuelo, 2006.
Coord. junto con María Luisa García de Cortázar Nebreda, VV. AA., Las académicas (profesorado universitario y género), Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Instituto de la Mujer, 2001.
Coord. junto con María Luisa García de Cortázar Nebreda, VV. AA., Profesionales del periodismo: hombres y mujeres en los medios de comunicación Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), 2000.
Coord. VV. AA., El campo y la ciudad: (sociedad rural y cambio social) Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Servicio de Extensión Agraria. Publicaciones, 1996.
María Antonia García de León, Gloria de la Fuente y Félix Ortega (eds.), Sociología de la educación Barcelona: Barcanova, 1993.
Con Teresa Maldonado, Pedro Almodóvar, la otra España cañí, Ciudad Real: Área de Cultura de la Diputación, 1989, 2.ª ed.

Lírica

Poemas al ritmo de las estaciones, de los días y del amor (Cuadernos del Laberinto, 2011).

Enlaces externos

viernes, 30 de diciembre de 2011

El actor y poeta Juan Ladvenant

El poeta, actor y empresario teatral Juan Ladvenant (o Lavenán), madre la famosa actriz y tonadillera María Ladvenant y Quirante (o Quiralte, según otras transcripciones), era natural de Almagro, donde nació en 1717, y de probable origen francés, como su hermano Isidoro, también actor, lo que le hizo con frecuencia representar caracteres de esa nacionalidad. Casó con la madrileña María Quirante, actriz que provenía de una antigua familia farandulera del XVII y todos sus hijos fueron igualmente cómicos, aunque de escasa fortuna, salvo la citada y famosísima María, al menos para el Marqués de Mora, con quien acaso tuvo hijos (dos de ellos se muestran en las partidas de bautismo de la parroquia de San Sebastián de Madrid como dudosos). El padre Juan debió morir tras retirarse de los escenarios a los sesenta y cinco años, en marzo de 1782. Era reputado como actor galán segundo y tonadillero, y luego pasó a hacer papeles de barba, mostrándose como cantante "de medio carácter y singular en imitar a los franceses" según el Memorial Literario de septiembre de 1787. En este blog aparece por una curiosa pieza corta, una loa en realidad, De Toledo es corona el nombre mesmo. Elogio drammatico, que a la misma muy Noble, y muy Leal, é Imperial Ciudad de Toledo para con el empezar a servirla la Compañia Comica, formada á su obsequio, dedica su autor Juan Ladvenant, sin lugar ni imprenta, 1766, cuyo único ejemplar se encuentra en la Biblioteca universitaria de Oviedo. Puede leerse en Internet, y va encabezada, a lo  que alude el título, por un curioso acróstico que forma TOLEDO VIVA integrado por las iniciales del reparto de personajes alegóricos que intervienen, el último, pero primero en aparecer en el texto, Agradecimiento, papel de primer galán que incumbe al propio compositor de la obra Juan Ladvenant. Demuestra esta pieza, quizá la única compuesta por el autor, algunos conocimientos de la Iconología de Cesare Ripa; creo que los actores se ponían al fondo a medida que terminaban su intervención para formar el lema.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Manuel Rodríguez Aponte





El helenista Manuel Rodríguez Aponte (Oropesa, Toledo, 8 de septiembre de 1737 - Bolonia, 22 de noviembre de 1815), ingresó en la Compañía de Jesús el 8 de abril de 1753 y llegó a Filipinas en 1755; era sacerdote en el Colegio Máximo de San Ignacio de Manila, con el cargo de maestro de cánones, cuando le llegó la noticia de la expulsión en 1767. Embarcó en el San Carlos en el 29 de julio de 1768, pero un temporal lo obligó a volver a Manila el 22 de octubre, y volvió a embarcarse en el Santa Rosa el 23 de enero de 1770 con destino a Cádiz. Fue a parar a Bagnacavallo, legación de Ferrara. En Bolonia regentó la cátedra de griego en sustitución del helenista Giacomo Bianconi en 1790. Moratín acudió con frecuencia a su tertulia literaria cuando estuvo en Bolonia en septiembre de 1793 y en marzo de 1796, acompañado del hermano de Nicolás Rodríguez Lasso. Aponte estuvo amancebado tal vez con su antigua sirvienta y luego discípula Clotilde Tambroni, como maliciosamente insinúa Leandro Fernández de Moratín en su Viaje a Italia; el caso es que Aponte, que daba además clases particulares en su casa, apercibió el gran ingenio y talento de la muchacha para los idiomas y la instruyó con tanto esmero que superó a su maestro y llegó a regentar la propia cátedra boloñesa cuando éste murió, de forma que fue una de las primeras catedráticas universitarias de Europa. Por su cuenta, además, la Tambroni aprendió numerosas lenguas modernas y, liberal, renunció a su cátedra para no tener que jurar fidelidad a Napoleón y se exilió, volviendo luego cuando le fue restituida.


Aponte viajó con la Treccani por España y Portugal, visitando el teatro de Sagunto, del que elaboró una maqueta que aún se conserva, y cuando Carlos IV permitió que a causa de los desórdenes revolucionarios los jesuitas dispersos por Europa volvieran brevemente a España, lo hizo en 1799 a su tierra natal, pero volvió a Italia en 1801. Según Moratín, tenía traducidos en verso, comentados y anotados excelentemente la Iliada y la Odisea de Homero. Entre sus discípulos figuran el famoso lingüista y futuro cardenal Giuseppe Gasparo Mezzofanti.


Bibliografía


Charles E. O'Neill, Diccionario histórico de la Compañía de Jesús: biográfico-temático, Madrid: Univ Pontifica de Comillas, 2001.


Entrada de Wikipedia elaborada por Ángel Romera y ampliada para este website por su propio autor.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Gramáticos manchegos


De Ele que Ele, 23-XI-2011 y creo que publicado antes en ABC:

Castilla-La Mancha, tierra de gramáticos y lingüistas


En Castilla-La Mancha la historia de la lingüística arranca de antiguo, con un periodo gestacional que secunda la gran tradición lingüística grecolatina. El parvo conocimiento que se tenía de las obras gramaticales de la Antigüedad se suplió con la prolongación de una ocupación intelectual que gozaba de enorme prestigio. Pero, si grande era el predicamento de la gramática como actividad intelectual, no menor era la admiración por el estudio de la lexicografía, por la clasificación de las palabras por su significado y por su etimología. En la Hispania visigótica sabemos que San Julián de Toledo (Toledo, c. 642- Toledo, 690), compuso una gramática. En los siglos posteriores, la aportación semítica es, cualitativamente, importantísima (hasta 65 gramáticos se contabilizan en España). Fue grande el interés que los árabes y los judíos confirieron a la gramática y a los compendios léxicos. A lo largo del siglo X, los judíos completaron el inventario léxico del hebreo, conocido como el lexicón, y asimismo llevaron a cabo el primer estudio filológico del Antiguo Testamento. 

Todo ello constituye el sustrato del que brotó la Escuela de Traductores de Toledo, sobre la que debemos un profundo estudio al filólogo conquense Ángel González Palencia. El estímulo del mecenazgo del Arzobispo don Raimundo de Sauvetat, en el siglo XII, y de las magníficas bibliotecas árabes de la vieja taifa toledana conformaron la fuerza de atracción que concentró a los mejores eruditos de su tiempo en torno a este proyecto en que subyacía la idea medieval de la summa, el libro que habría de contener el saber universal. El conocimiento teórico-lingüístico era condición necesaria para que hombres como Abelardo de Bath, Herman el Alemán, Alfredo de Sareshel, Daniel de Morlay, Roberto de Chester, Gerardo de Cremona, Domingo Gundisalvo o Juan Hispano, vertieran al latín sus mejores versiones. Esta idea haría aseverar, desde su autoridad, a Juan de Salisbury: «La gramática es la cuna de toda sabiduría». Esta tarea irradió a los «libros de texto· medievales que fueron las grammaticae proverbiandi. La traslación del saber y su preservación por parte de los copistas dejó un largo caudal de términos en lengua romance que pasarían a engrosar las obras lexicográficas medievales, un corpus heterogéneo donde destacan, sobre todo, los glosarios. Américo Castro estudió tres de estos textos: el Glosario de Palacio, el Glosario de El Escorial y, para nuestro mayor interés y atención, el Glosario de Toledo

La Edad Media 

La Escuela de Traductores de Toledo se transformaría en una brillante segunda versión de sí misma bajo los auspicios de Alfonso X el Sabio en el siglo XIII. La voluntad enciclopédica del Rey Sabio propició la primera estabilización de nuestra lengua, el llamado «castellano drecho», que se habilitaría como lengua de cultura. Este hito trajo consigo un ingente incremento léxico. Américo Castro defiende que «[Alfonso el Sabio] es el primero y el mejor de los glosadores latino- románicos de la Edad Media». Para llevar a cabo ese primer proceso de fijación de nuestra lengua, el Rey se sirvió de las más importantes obras gramaticales de su tiempo. 

Ya en el siglo XV nos encontramos con la rica y enigmática personalidad de Enrique de Villena (Torralba de Cuenca, 1384 – Madrid, 1434), a quien debemos un Arte de trobar (1433), primer bosquejo de una fonética y ortografía castellanas con la que combatir las vacilaciones del español preclásico. Entramos en un periodo decisivo en la meditación sobre nuestra lengua. La afición de la Reina Católica por el «buen gusto» estilístico, un claro correlato del «habla toledana», rologa la eclosión del Humanismo, que quedaría implantado con el proyecto lingüístico- político del sevillano Elio Antonio de Nebrija, que, en el prólogo a su Gramática española (1492) advierte: «Siempre la lengua fue compañera del imperio». 

Los siglos de oro 

Con el mismo denuedo con que Nebrija se opuso a los gramáticos que le precedieron, Juan de Valdés (Cuenca, 1509-Nápoles, 1541), autorizado por su condición de humanista y de castellano de nacimiento, escribe en 1535, el Diálogo de la lengua, con el que arremete contra Nebrija, a quien atribuye errores en su deliberación sobre el castellano, producto de su origen andaluz. Esta es una obra clave por su madurez de perspectiva, por la perspicacia de visionario de su autor y por la brillantez de su estilo, considerado como el paradigma del español clásico. Valdés aborda la práctica totalidad de los enfoques de estudio de la lengua, lo que hoy llamaríamos estructuras. Pero debemos destacar otro aspecto esencial del Diálogo de la lengua, producto del erasmismo que profesó su autor: nos referimos a la veneración por la sabiduría popular. Esta afición dio como resultado una vivificación de la paremiología, el estudio de los refranes. Un ilustre precedente de esta práctica fue el Marqués de Santillana (Carrión de los Condes, 1398 - Guadalajara, 1458), que había compilado unos Refranes que dicen las viejas tras el fuego, secundado por el Teatro universal de proverbios de Sebastián Orozco (Toledo, 1510-1580), al que siguieron muchos erasmistas para elaborar diversos lexicones de refranes. 

Dentro del campo específico de la gramática, se impone, en la segunda mitad del siglo XVI, la figura de Pedro Simón Abril (Alcaraz, Albacete 1530-Medina de Río Seco, Zaragoza, 1595), autor de una Gramática castellana de la que tenemos conocimiento gracias a Luis de Cañigral, profesor de Filología Latina de la Universidad de Castilla-La Mancha. 

En el ámbito de la regulación ortográfica del castellano, encontramos, en este tiempo, a Alejo Venegas del Busto (Camarena, Toledo, 1497 - Toledo, 1562) que, además de una Gramática (hoy perdida), escribió un importante Tractado de orthographía y accentos en las tres lenguas principales, (Toledo, 1531). En este ámbito de la ortografía también cabe señalar la figura del fraile dominico Andrés Flórez, nacido en Toledo. 

Al franquear el umbral del siglo XVII, los Orozco —eximia familia de teólogos y arquitectos— vuelven a aflorar con brío en el contexto de la lingüística castellana. En 1611, Sebastián de Covarrubias Orozco (Toledo, 1539 – 1613), canónigo de la Catedral de Cuenca, edita su Tesoro de la lengua castellana o española, uno de los grandes jalones de la lexicografía del español, aún hoy diccionario de referencia ineludible para adentrarse en el conocimiento de la lengua de los siglos áureos. El segundo gran nombre de la lingüística española del Barroco que Castilla-La Mancha inscribe en la historia de nuestras letras es el de Bartolomé Jiménez Patón (Almedina, Ciudad Real, 1569 - Villanueva de los Infantes, Ciudad Real 1640), autor de unas Instituciones de la gramática española y de un Epítome de la ortografía latina y castellana. Otros autores castellano- manchegos del Barroco compusieron obras didácticas de castellano como lengua extranjera; es el caso de Juan de Luna (Toledo, h. 1575 -Londres, después de 1635), autor de Diálogos familiares, en los cuales se contienen los discursos, modos de hablar, proverbios y palabras españolas más comunes, muy útiles para los que quieren aprender la lengua española (París, 1619) —cuya figura ha sido estudiada por la catedrática toledana María del Carmen Vaquero Serrano, y cuya continuación del Lazarillo fue editada por el catedrático toledano, de Los Navalucillos, Antonio Rey Hazas—. Alejandro de Luna, nativo de Toledo —hecho del que se jacta en su obra para subrayar la perfección del «habla toledana» como concreción perfecta del español— es autor de Un curioso, y utilissimo methodo, y reglas para saver pronunciar, escrivir, y leer bien y cortadamente la lengua española (1620). 

Siglos XVIII y XIX 

La historia de nuestra lingüística depara un hecho clave al siglo XVIII: la fundación de la Real Academia Española a instancias de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (Marcilla, Navarra, 1650 -1725), marqués de Villena y duque de Escalona, que fue prohijado por su tío Juan Francisco Pacheco, Obispo de Cuenca, mentor de una formación que le reportó fama en España. Su erudición, sin duda, influyó en la concepción del Diccionario de Autoridades, obra magna de la lexicografía española. Una sobresaliente figura en el ámbito de la gramática dieciochesca es Lorenzo Hervás y Panduro (Horcajo de Santiago, Cuenca, 1735-Roma, 1809), cuyo Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas y enumeración, división y clases de estas según la diversidad de sus idiomas y dialectos (Madrid, 1800–1805). A Hervás y Panduro le cabe el honor de tener la paternidad de la lingüística comparada, además del hecho de haber sido hombre con honda conciencia social que se ocupó de la educación en general y de la de las personas sordomudas en particular. También puede presumir Castilla-La Mancha de haber dado, en el siglo XIX, uno de los gramáticos más originales y profundos de la centuria, Juan Antonio Hermógenes Calderón Espadero (Villafranca de los Caballeros, Toledo, 1791-Londres, 1854), artífice de un Análisis lógica y gramatical de la lengua española (1843) que produce perplejidad por su riguroso formalismo y su profundidad de análisis. Su figura ha suscitado el interés del profesor Ángel Romera Valero, nacido en Úbeda y residente en Ciudad Real. 

Del XX a nuestros días 

Entre las postrimerías del siglo XIX y los albores del XX debemos fechar el nacimiento de la lingüística científica en España, otro capítulo en el que Castilla-La Mancha inscribe nombres ilustres. La Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas fue la institución que recomendó la creación del Centro de Estudios Históricos, cuya dirección se confió a Ramón Menéndez Pidal. Dentro de este selecto grupo de investigadores, se contaba Tomás Navarro Tomás (La Roda, Albacete, 1884 - Northampton, EE. UU., 1979), que, tras un extenso y profundo periodo formativo, dirigió el Laboratorio de Fonética del Centro de Estudios Históricos y escribió un Manual de pronunciación española (1918) y un Manual de entonación española (1948) que son todavía hoy de consulta obligada para estudiantes y especialistas. Legatario de esa primera generación de filólogos es Manuel Criado de Val (Rebollosa de Hita, Guadalajara, 1917), que ha ocupado la Jefatura de la Sección de Estudios Gramaticales del Instituto Miguel de Cervantes del CSIC, y que ha demostrado un compromiso con la investigación científica proporcional a su implicación con una idea divulgativa y de educación social de la lingüística, de la que dan cuenta sus programas en televisión y su larga trayectoria al frente del Festival Medieval de Hita. En la esfera de la lexicografía debemos ubicar a José María Martínez-Val Peñalosa (Ciudad Real, 1951), hombre de rica personalidad, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, que ha elaborado un Diccionario enciclopédico de tecnología (2001). En el ámbito de la lexicografía, ocupa lugar señero el talaverano Jaime Olmedo Ramos, quien, entre 2000 y 2002, coordinó en la Real Academia Española, por parte del Instituto Cervantes, el Diccionario panhispánico de dudas (2005). Una aportación análoga al campo de la fraseología, de la paremiología y los estudios gramaticales es la efectuada por el profesor de la UNED y toledano Mario García-Page Sánchez. Pero sin duda el lingüista más admirado y encarecido de la actualidad es Ignacio Bosque Muñoz (Isso, Albacete, 1951), catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, director de obras monumentales como la Gramática descriptiva de la lengua española (1999), coordinada junto con Violeta Demonte, o la Nueva gramática de la lengua española (2009), fruto de once años de trabajo de las veintidós Academias de la Lengua Española, obra que ha merecido, entre otros muchos reconocimiento el del Premio Internacional Don Quijote que concede la Junta de Castilla-La Mancha.